James Cameron, en una entrevista reciente a Empire Magazine por Avatar: Fuego y ceniza, se le preguntó si había alguna novedad en el proyecto de una secuela de Alita o no, y Cameron, para sorpresa de todos Cameron aseguró que "tienen un solemne juramento de hacer Alita 2" y agregó: "Estamos avanzando y agradezco la lealtad de los fans de Alita".
Cameron también confirmó que esta secuela era un hecho al decir: "Además pensamos en crear un argumento que sea un puente para una tercera parte, pero nos daremos por satisfechos si podemos hacer una más".
Es un poco "una de cal y otra de arena", porque en este caso el problema será la financiación.
Alita: Ángel de combate contó con un presupuesto de 170 millones de dólares, recaudando a nivel mundial 405M$. Sin ser un fracaso en taquilla, recuerda que la regla para saber si una película es rentable al estudio hay que multiplicar su presupuesto por el doble y mitad (2.5), lo que nos daría la cifra de 425 millones de dólares. Alita se quedó a 20 millones de ella.
Esos 20 millones que faltaron para que 20th Century Fox, ahora 20th Century Studios de Disney, diera un OK para una secuela, es el movimiento de los fans de todo el mundo el que está empujando a Cameron y a Rodríguez a avanzar con la secuela.
El poder de Cameron con la exitosa saga de Avatar que como te informamos en esta cookie ya está pagada al completo sus 5 películas. Todo lo que se recaude con la 3ª, 4ª y 5ª entrega serán beneficios para las productoras porque como te he contado, ya están amortizadas con los 2.343 millones de dólares que recaudó Avatar: El sentido del agua, más la desgravación fiscal de 236,3 millones de dólares por rodar en Nueva Zelanda.
El poder de Cameron con la exitosa saga de Avatar que como te informamos en esta cookie ya está pagada al completo sus 5 películas. Todo lo que se recaude con la 3ª, 4ª y 5ª entrega serán beneficios para las productoras porque como te he contado, ya están amortizadas con los 2.343 millones de dólares que recaudó Avatar: El sentido del agua, más la desgravación fiscal de 236,3 millones de dólares por rodar en Nueva Zelanda.

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