HABLEMOS DE XENOFOBIA Y RACISMO
Este mes se estrena Chinas, película española sobre dos niñas de origen chino,
aunque una es hija de padres chinos nacida en España y se siente más española
que nadie, avergonzándose porque considera que sus padres no son normales, ya
que trabajan 14 horas diarias en un bazar y no hablan español, y la otra niña
es adoptada y no sabe quienes son sus padres, pero tampoco se siente china ni
se ve aceptada en su colegio. Ambas están solas, pero no hay nada que las una
entre sí.
Esta película nos da pie a hablar de dos temas bastante serios que ya deberían
formar parte de la historia, del recuerdo, y sin embargo están cada vez más
presentes en nuestra sociedad supuestamente “civilizada” del siglo XXI. La
xenofobia y el racismo. Hay quien los confunde. No. La xenofobia es odio al que
viene de fuera, sea de donde sea, y racismo es odio al que tiene otro color de
piel, venga de donde venga, y sí, hay gente que no solo los confunde sino que
los mezcla y ya odia a alguien que tenga otro color de piel o rasgos que
aparenten ser de otro país. No se dan cuenta que el término “fobia” significa
“miedo”, y no creo que tengan miedo a esas personas, todo lo contrario, les
gustaría verles fuera de lo que consideran “su” país. No hijo, el país en el
que vives no es tuyo. Naciste en él porque ahí te parieron. No lo escogiste tú.
Así que todos los países son de todos. El problema son las ideologías, las
religiones y los medios de comunicación, que todo lo convierten en odio para
favorecer a quienes les pagan, si ellos se lo mandan.
Varios kilómetros más abajo de nuestro país un terremoto ha destrozado
Marruecos. Más a la derecha, según el mapa, una guerra ha destrozado Ucrania y
cerca de Marruecos un ciclón ha destrozado Libia. Eso son problemas. Lo otro
son pequeños inconvenientes que no afectan para nada nuestro día a día. Pero
claro, como dije muchas veces, vivimos en Yoyolandia. Aquí todo es “yo, yo y yo
y lo que sobre para mí también”. Y nuestros mínimos problemas son los peores de
todo el Universo.
Bueno, pues vamos a hacer un repaso por el tema de la xenofobia y el racismo en
el cine muchas veces hablando de historias reales, y a ver si empatizamos un
poco más con el resto del mundo, porque el mundo no es de nadie, al contrario,
nosotros le pertenecemos. Si no entendéis esto último ya os iréis dando cuenta
con los años o cuando el propio planeta nos ponga en nuestro sitio con otra
catástrofe.
Comencemos con todo un clásico de la literatura escrito por Harriet Beecher
Stowe. Se trata de La cabaña del tío Tom, que trata la historia de un esclavo
que trabaja en la propiedad de un terrateniente, pero es vendido a un
traficante y va pasando por diversos esclavistas, a la vez que se cuenta la
historia de Eliza, otra esclava que escapa de su campo de trabajo después de
que su hijo también haya sido vendido. Pero pongamos esta película, rodada por
primera vez en 1910 (cortometraje) como extremo de a lo que puede llegar el odio al de otro
color, ya que hicimos una sección sobre esclavitud en esta web hace bastante
tiempo. El resto de películas no tratan de ese tema. Pasemos a otra película
muy polémica, todo un logro cinematográfico en lo que respecta a coherencia de
guion y montaje (fue realizada en 1915) pero también un film muy denostado por
su manera de tratar el tema. El nacimiento de una nación cuenta los eventos que
llevaron a la creación de los Estados Unidos, la guerra civil, el asesinato de
Lincoln y otros, aunque se considera un film racista por la glorificación que
hace del Ku Klux Klan. En fin, mentalidades equivocadas de la época.
Basada en la obra de Harper Lee que le valió el premio Pulitzer, Matar a un
ruiseñor es la historia de un hombre de raza negra acusado de haber violado a
una mujer blanca. Aunque las evidencias de su inocencia son claras, el que sea
de piel oscura convierte el juicio en un derroche de odio racista contra el
acusado, y ningún abogado quiere defenderlo, excepto Atticus Finch, el hombre
más respetado de la ciudad, que también es abogado y blanco. Su defensa del
supuesto asesino le traerá problemas con los ciudadanos, pero le hará ganar el
respeto de sus dos hijos. En Adivina quién viene esta noche, una joven de
familia rica presenta a sus padres a su novio, un prestigioso médico con el que
va a casarse. El problema es que es de raza negra, y aunque sus padres son
liberales en ese aspecto, el padre tiene miedo de que un matrimonio interracial
pueda traerle problemas a su hija. Lo que más destaca del film es el cartel
encabezado por los grandes Spencer Tracy y Katherine Hepburn, como los padres
de la chica y Sidney Poitier como su futuro marido.
Otro film que utiliza el racismo para un film de acción desenfrenada es Los
demoledores, protagonizado por tres estrellas del blaxploitation como fueron
Jim Brown, Fred Williamson y Jim Kelly, y nos muestra un complot contra las
personas negras, que consiste en introducir en el agua de la ciudad un veneno
inofensivo para los blancos pero letal para los negros, eliminando así a todos
los afroamericanos. Pero nuestros tres héroes lo impedirán a base de tortas,
música setentera y un kárate más bien malucho, como muestra el tráiler.
En el clásico de Fassbinder Todos nos llamamos Alí, una viuda sesentera conoce
a un marroquí en un café al que acuden los trabajadores inmigrantes, le invita
a su casa y después de pasar el día con ella, le invita a quedarse allí, lo cual
provocará el cabreo de las vecinas, que denunciarán la situación al propietario
del edificio.
Nos vamos hasta Guatemala en el film El norte, donde dos jóvenes sobreviven a
una masacre en su pueblo de campesinos mayas, por parte del ejército, y reciben
ayuda clandestina para huir al norte, a Estados Unidos, donde comenzarán una
vida como inmigrantes ilegales y sin cualificación ninguna, y en La bahía del
odio, refugiados vietnamitas que se han establecido en el golfo de México
competirán con pescadores de la zona por la captura de camarones, que ven a
estos recién llegados como un impedimento para ganar más en su trabajo, lo que
provocará enfrentamientos contra los refugiados.
Y nos paramos en todo un peliculón dirigido por Alan Parker, una joya
imperdible del cine basada en hechos reales, con Gene Hackman y Willem Dafoe
como dos detectives con métodos de trabajo muy diferentes que investigan la
muerte de tres activistas que lucharon por los derechos humanos, pero donde el
Ku Klux Klan tenía una importancia clave y el racismo estaba muy arraigado en
los años 60. Su investigación descubrirá hasta donde llegan los implicados en
la muerte de los jóvenes.
Uno de los directores más comprometidos con los derechos de la raza negra es
Spike Lee, que en varias de sus películas pone en manifiesto la actualidad de
este tema, como en Haz lo que debas, que en tono de comedia nos presenta a una
serie de personajes que viven en un barrio humilde de Brooklyn, donde comparten
calle y vecindad varias familias de raza negra, algunos hispanos, vietnamitas e
italoamericanos. Un joven repartidor de pizzas de la zona será testigo de la
tensión entre los habitantes de ese microcosmos multicultural y multirracial. La
oscarizada Bailando con lobos nos muestra la realidad de lo que sucedió en
América del Norte cuando fue colonizada por los ingleses, nada de vaqueros
buenos e indios malos, sino todo lo contrario. Imagina que alguien llama a la
puerta de tu casa, te pega un tiro y se queda a vivir en ella. Pues básicamente
eso es lo que hicieron los ingleses con las tribus de Norteamérica, y Kevin
Costner nos lo enseñó a través de la historia de John Dunbar, basada en la
novela de Michael Blake, en la que un teniente que participó en la guerra de
secesión viaja hasta un puesto fronterizo abandonado por los soldados, donde
entablará contacto con los supervivientes de una tribu sioux y será testigo de
la masacre que los blancos, tan civilizados ellos, ejercieron sobre los
habitantes primigenios de aquella tierra.
En Mississippi Masala, un matrimonio hindú expulsado por la dictadura de Uganda
a principios de los 70 se establece en Estados Unidos, y tras varios años de
vida tranquila, su hija, ya adolescente, se enamora de un hombre de raza negra,
lo que les hará revivir el odio racial que ya experimentaron en su pasado. Otro
personaje que luchó contra el racismo con valentía fue Malcolm Little, también
conocido como Malcolm X, un joven sin padres rechazado del ejército que acabó
en la delincuencia y en la cárcel, para convertirse al Islam y cambiar su vida
liderando un movimiento para la liberación de la comunidad negra
norteamericana, en otra película de Spike Lee reivindicativa de la igualdad
entre los seres humanos. Black lives matter.
Seguimos con la obra maestra de Steven Spielberg, el techo de su filmografía,
también basado en hechos reales, que es la historia de Oskar Schindler, un
empresario que salvó a algo más de 1000 judíos al contratarlos como
trabajadores para su empresa, evitando que acabasen en campos de concentración
donde serían asesinados por los nazis, aunque esta película debería pertenecer
más bien a una sección dedicada al cine sobre los nazis, pero el racismo y la
xenofobia están presentes igualmente. Spielberg también exploró el racismo y la
xenofobia con El color Púrpura (1985), Amistad (1997) y más recientemente con el
remake de West Side Story (2021), con menos fortuna en las dos primeras.
Uno de los clásicos de Disney, que ha visto su fórmula repetida en varias
películas, es Pocahontas, donde se cuenta la historia real de un capitán del
ejército colonizador inglés en Norteamérica que se enamoró de una joven llamada
Pocahontas, perteneciente a una de las tribus que estaban siendo masacradas por
los invasores, y acabó poniéndose a favor del bando de la tribu para combatir
contra su propio ejército.
Y volvemos a Spike Lee, con la película La marcha del millón de hombres, en la
que recreó una histórica manifestación que reunió a un millón de afroamericanos
en Washington D.C. para reivindicar los derechos de la minoría negra. Un grupo
de esos manifestantes viajan en un autobús hacia el lugar de la reunión y
durante el viaje manifiestan sus sentimientos e ideologías.
En la novela Tiempo de matar, escrita por el abogado John Grisham y basada en
uno de los casos que presenció, dos borrachos violan a una niña de diez años, y
el padre de la niña mata a los violadores como venganza. No le habrían
capturado y juzgado si tanto el hombre como su hija fuesen blancos, pero
resulta que eran negros, y por ello se forma un juicio a la vez que el Ku Klux
Klan mete las narices donde no les llaman y un abogado, de raza blanca, enfrenta
el caso para defender al acusado y salvarle de la prisión, todo ello rodeado
tensiones y enfrentamientos entre razas.
Desarrollo algo más Amistad de Spielberg para no pasar de puntillas ya que
aunque también trata el tema de la esclavitud, se centra más en un juicio contra
un grupo de esclavos que se rebelaron y tomaron el control del barco en el que
eran transportados hacia su destino. Al no conseguir regresar a su tierra en
África, fueron detenidos por tropas americanas y sometidos a un juicio para
determinar su culpabilidad y evaluar su situación para meterles en prisión o
concederles la libertad. Nos detenemos ahora en una polémica película con un
actorazo como es Edward Norton en uno de sus papeles más reconocidos. American
History X, donde interpreta a un skinhead de California que ingresa en la
cárcel tras asesinar a un hombre de raza negra de una forma bastante brutal, y
tras salir de prisión decide abandonar el camino de la violencia y redimirse,
pero al volver con su familia descubre que su hermano pequeño se ha apuntado a
la misma banda de la que él formaba parte, e intentará que no siga por ese
camino y acaba como él.
El continente africano está separado de España por 14 kilómetros, a través del
estrecho de Gibraltar, y ese es el título de este film, 14 Kilómetros, en el
que tres jóvenes intentan llegar a Europa buscando una vida mejor a través de
Mali, Níger, Argelia y Marruecos, mostrando cómo es la realidad diaria de esos
países, porque ellos, como millones de personas en su misma situación, solo
quieren vivir una vida normal y poder comer, pero la xenofobia y el racismo de
muchos gobiernos europeos se lo impide. La película de animación Battle for
Terra, también conocida como Objetivo: Terrum, nos lleva a otro planeta para
mostrarnos la misma cara de la moneda, esta vez en la figura de un astronauta
que llega a un planeta habitado por una raza de alienígenas pacíficos con una
forma de vida distinta a la nuestra, pero igualmente con sentimientos y
valores. Algunos de los alienígenas considerarán al astronauta como una amenaza
y tratarán de eliminarlo, mientras que una joven alien se pondrá de su parte y
ya tenemos otro Pocahontas galáctico, igual que Avatar.
Nos paramos ahora en un clásico de los últimos años dirigido por el gran (y que
pronto nos dejará, para nuestra desgracia) Clint Eastwood. Gran Torino presenta
a un veterano de la guerra de Corea, viudo reciente y bastante xenófobo, que ve
cómo su barrio se está llenando de inmigrantes asiáticos, pero también de otros
países, algunos de ellos delincuentes, y ve peligrar la posesión más preciada
que tiene, un automóvil de la marca Gran Torino, de 1972. Su vida diaria se
verá puesta a prueba cuando empiecen los enfrentamientos entre bandas callejeras.
Invictus nos cuenta cómo el líder sudafricano Nelson Mandela, tras ser puesto
en libertad en 1990 y llegar a la presidencia de su país, decretó la abolición
del apartheid (si no sabéis lo que es, utilizad Google, que para eso está) y
trató de crear una política que reconciliase a la mayoría negra con la minoría
blanca que vivía allí, para lo cual fomentó la celebración de la Copa Mundial
de Rugby en Sudáfrica, usándola para construir una identidad nacional.
Volviendo al espacio, Planet 51 es un símil a Objetivo: Terrum, pero esta vez
en clave de comedia, con una familia alienígena que vive como lo hacían los
americanos de los años 50, y que un día descubren una nave espacial de la Tierra
aterrizando en su jardín. El astronauta será ayudado por el joven hijo de la
familia a no ser capturado por aquellos que quieren convertirle en pieza de
museo.
El director Ryan Coogler (Black Panther) nos contó otra historia real en
Fruitvale Station, en la que un joven afroamericano de 22 años se vio envuelto
en una trifulca y detenido por varios policías, mientras la pelea entre los
jóvenes y la policía se volvió muy violenta y todo fue recogido por los
teléfonos móviles de varias personas. Y haremos una nueva parada en Selma, una
ciudad de Alabama que fue testigo de una marcha histórica que lideró el
carismático Martin Luther King hasta Montgomery, y que sirvió para que el
presidente Lyndon B. Johnson crease una ley que permitiese el voto de los ciudadanos
afroamericanos. ¿Qué pasa cuando un hombre se levanta y dice “ya basta”?
Fátima es el título de la siguiente película y el nombre de la protagonista,
una inmigrante de origen musulmán que vive en Francia con sus dos hijas y
trabaja como una posesa para poder pagarles los estudios. Un día, después de un
accidente que la deja en reposo, se dedicará a decirles a sus hijas todo lo que
no sabe decir en francés, en su propio idioma, el árabe. Las lágrimas de África
es un documental español que nos muestra el flujo de refugiados al otro lado de
la valla con concertinas, ahora con otro sistema de persuasión diferente,
esperando para poder saltarla para pasar a Ceuta, o arriesgando la vida en el
mar para intentar encontrar una vida mejor en Europa, lo que no significa
“quitar el trabajo a nadie” ni “venir a delinquir”. Muros es otro documental
que nos habla sobre los diferentes muros que separan países tal y como el muro
de Berlín dividía Alemania en dos, muros que separan a unas personas iguales de
las otras, simplemente por orden de gobiernos compuestos por inútiles que solo
quieren utilizar los recursos de un país pero no permitir que sus habitantes
pasen al otro lado.
La comedia Hasta tiene tus ojos nos muestra una perspectiva más divertida del
asunto del racismo, mostrando a una pareja de raza negra que un buen día
adoptan un bebé de raza blanca, lo que traerá el caos y los enfrentamientos
familiares propios de este tipo de historias. El racismo no es solo cosa de
blancos. Layla M, la protagonista del siguiente film, es una joven holandesa de
nacimiento, pero de ascendencia marroquí y credo musulmán, que tras escuchar un
comentario racista en un partido de fútbol se va radicalizando y termina casada
con un yihadista y dejando la ciudad de Ámsterdam para emprender un camino muy
distinto de la vida que llevaba, y mucho más peligroso.
Loving nos muestra la historia real de una pareja interracial que contrajo
matrimonio a finales de los 50 en Virginia, lo que provocó su detención,
encarcelamiento y posterior exilio, y durante una década la pareja luchó porque
les permitiesen vivir en su país. Y entrando en el género de terror nos
encontramos con la primera película dirigida por Jordan Peele, Déjame salir, en
la que un joven afroamericano visita a la familia de su novia, de raza blanca,
una especie de Adivina quién viene esta noche con tintes macabros en los que se
revelará una terrible verdad oculta tras la fachada complaciente y amable de
sus futuros suegros.
Jordan Peele es un director que siempre tiene presente el racismo en todas sus
películas sean de corte fantástico, de terror o comedia. No olvidemos que comenzó
como guionista de comedia en MADtv o como guionista de sketches para Saturday
Night Live o en la serie Key and Peele.
La oscarizada Kathryn Bigelow dirigió Detroit, basada en otra historia real
(fijaos la cantidad de películas que están basadas en hechos reales sobre
racismo y xenofobia, para que luego vengan otros pregonando que hay igualdad y
los derechos son los mismos para todos. En fin.), en la que tras una redada de
la policía en un bar nocturno sin licencia de Detroit, en el estado de
Michigan, que vale, no tenía licencia pero lo cierras, le pones una multa y ya,
pues aquello provocó una violenta revuelta civil que tuvo su apogeo en un
motel, donde alguien disparó con un arma de fogueo, pero la policía se pensó
que era de verdad y se armó una buena.
En El odio que das, una joven vive entre dos realidades diferentes, la del
barrio pobre donde vive, de mayoría afroamericana, y la de la escuela
preparatoria, a la que asiste, junto a un montón de jóvenes blancos con pasta.
Cuando la chica es testigo de la muerte de un amigo a manos de la policía
deberá alzar su voz por lo que es justo, ante las presiones de la comunidad
contra los supuestos defensores de la ley que, en muchas ocasiones, se
comportan más como matones que como protectores de los ciudadanos.
En Farming vemos a un joven nigeriano que fue cedido por sus padres a una
familia británica (y blanca) con la esperanza de que le diesen una vida mejor,
pero el joven no encuentra su propio lugar en ninguna parte y terminará
convirtiéndose de un agradable muchacho a una amenaza constante. Y vamos a
hacer una nueva parada en Green Book, otra historia real, ya no sé cuántas van,
oscarizada película de Peter Farrelly con Viggo “Aragorn” Mortensen y
Mahershala “Blade” Alí, que cuenta la historia del pianista Don Shirley, de
raza negra, y el matón italoamericano Tony Lip, que es contratado como chófer
para el pianista, llevándole a actuar por locales del sur estadounidense donde
se permite la entrada de afroamericanos, allá por 1962, con el racismo aún
latente en muchas partes. Para ello se apoyaron del conocido como “libro verde”
una guía que indicaba en qué locales aceptaban a los individuos de raza negra.
Los dos acabaron forjando una gran amistad, a pesar de sus diferencias de
carácter.
Continuando con las historias reales volvemos (ya por cuarta vez) con Spike
Lee, en esta ocasión contando cómo el primer policía negro de Colorado Springs,
Ron Stallworth, se encargó de infiltrarse nada menos que en el Ku Klux Klan a
través de un compañero de raza blanca y engañar al propio líder del Klan, para
que revelase sus planes de futuro, lo que llevó a detenerle y evitar sus
futuras acciones destructivas.
A la conquista del congreso es un documental sobre las acciones que tomó
Alexandría Ocasio-Cortez, hoy miembro del Congreso de los Estados Unidos, al
vivir una angustiada situación económica cuando trabajaba a turnos dobles como
camarera y aún así le costaba esfuerzo no ser desahuciada junto a su familia.
Consciente de que muchas otras mujeres como ella, de origen portorriqueño,
pasaban por situaciones similares, decidió, junto a otras tres, presentarse a
las elecciones municipales para defender a uno de los estratos sociales más
marginados en Estados Unidos.
Otro documental que presenta un drama social es American Factory, sobre un
multimillonario chino que abrió una antigua fábrica de General Motors que
permanecía cerrada, lo que significó recuperar trabajos para muchas personas
afectadas por la recesión del 2014 y años colindantes. El problema es cuando el
modelo de trabajo chino no concuerda con el de los trabajadores americanos, hay
pocas medidas de seguridad y el salario es muy bajo, y ante las protestas de
los empleados, la empresa amenaza con despedirlos y automatizar el trabajo, lo
que dará lugar a numerosos problemas en el día a día de la fábrica.
La miniserie Así nos ven presenta los errores existentes en el sistema policial
y judicial estadounidense, a través de la historia (sí, real) de cinco
adolescentes de Harlem, cuatro afroamericanos y uno hispano, que fueron
equivocadamente acusados de golpear y violar a una joven en Central Park,
mostrando el racismo institucionalizado que existe en prácticamente todos los
países del mundo, donde se juzga antes un color de piel que las pruebas de un
delito. Cuestión de justicia sigue con otra historia real, la del abogado Bryan
Stevenson, que tras licenciarse en Harvard y recibir interesantes ofertas de
trabajo, prefiere desecharlas todas para viajar a Alabama y allí defender a
personas acusadas injustamente o que no tenían recursos para ser representados
adecuadamente. Casos como el de un joven que fue condenado a muerte por el
asesinato de una chica de 18 años, a pesar de que todas las pruebas demostraban
su inocencia. El abogado luchó por defender a este joven y muchos más, teniendo
en contra el racismo descarado de políticos y jueces.
Y cerramos esta cadena de racismo y xenofobia (lo de cadena está puesto a
propósito) que atrapa a muchas personas frente a otras que se creen mejores por
tener más pasta y la piel blanca, con un documental más, el de la comediante
Chelsea Handler, que tiene su propio programa de televisión y en este trabajo
explora los privilegios de ser blanco en la cultura estadounidense y de cómo
ella se ha beneficiado en su vida personal y profesional básicamente por tener
la piel más clara que otras personas probablemente igual de válidas que ella.
Hasta aquí nuestro recorrido por ese lado tan despreciable del ser humano, que
juzga a otros por tener un color más oscuro que el suyo o por venir de un país
con tradiciones diferentes que no entienden ni quieren entender. Fijaos cómo es
la cosa. Estáis en una parada de bus. Una persona de piel negra se pone a
vuestro lado. Algunos os quedaréis donde estáis y otros os apartaréis a un
lado. Pero si la persona os dice, tengo la piel así de tomar mucho el sol, es
que en verano me pongo muy moreno. Ah, entonces todo está bien, tiene la piel
negra pero ya se le pondrá blanca otra vez. Sin embargo, si te dice, soy negro
de nacimiento, entonces no, bicho, échate pallá. Así de estúpidos somos algunas
veces. Afortunadamente, cada vez hay menos ejemplares de esta especie.
El próximo mes nos relajaremos con música clásica, música de cámara,
composiciones antiguas unas y no tan antiguas otras, porque haremos un repaso,
si nada lo impide, por el mundo de las orquestas y los directores de orquestas,
ya veréis, será la sección más sinfónica que hayamos tenido en Cookies on the
Net. Preparad vuestros instrumentos y batutas, porque en octubre marcharemos a
un compás de 4x4, que no es un todoterreno.
El
monstruo de las Cookies + MartiNina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario